
Resumen
Las incretinas son un grupo de hormonas gastrointestinales que desempeñan un papel crucial en la regulación de la glucosa y el metabolismo energético.
Estas hormonas son fundamentales en la respuesta postprandial, promoviendo la liberación de insulina en un contexto de glucosa elevada, y han sido objeto de investigación para su potencial terapéutico en el tratamiento de la diabetes tipo 2.
Así, este informe proporciona una visión general de las incretinas, su fisiología, mecanismos de acción, y su relevancia clínica en el manejo de enfermedades metabólicas, así como su papel central en la regulación metabólica y su potencial como blancos terapéuticos en enfermedades como la diabetes tipo 2.
Introducción
Las incretinas son un conjunto de hormonas producidas en el tracto gastrointestinal en respuesta a la ingesta de alimentos. Su función principal es potenciar la secreción de insulina y regular el metabolismo de la glucosa.
Las dos principales incretinas son el glucagon-like peptide-1 (GLP-1) y el gastric inhibitory peptide (GIP). Ambos hormonas tienen efectos sinérgicos en el control de la glucosa, aunque sus mecanismos exactos y efectos difieren.

Producción y necanismos de acción
Glucagon-Like Peptide-1 (GLP-1):
- Producción. El GLP-1 es secretado por las células L del intestino delgado, principalmente en respuesta a la ingesta de alimentos. La secreción de GLP-1 se activa por la presencia de nutrientes, particularmente glucosa, lípidos y aminoácidos.
- Mecanismo de acción. El GLP-1 actúa a través de los receptores de GLP-1 (GLP-1R) presentes en las células beta pancreáticas, lo que facilita la liberación de insulina dependiente de glucosa. Además, inhibe la secreción de glucagón (hormona que aumenta la liberación de glucosa por el hígado), disminuye el vaciamiento gástrico y promueve la saciedad, lo que contribuye a la regulación de la glucosa postprandial y al control del peso corporal.
Gastric Inhibitory Peptide (GIP):
- Producción. El GIP es producido por las células K del intestino delgado, principalmente en respuesta a la presencia de carbohidratos y grasas.
- Mecanismo de acción. El GIP también estimula la liberación de insulina de manera dependiente de la glucosa, aunque su efecto en la inhibición del glucagón es menos pronunciado que el de GLP-1. Además, se ha sugerido que el GIP podría tener un papel en la regulación del metabolismo de las grasas, pero los detalles de estos efectos siguen siendo objeto de investigación.
Funciones fisiológicas

Las incretinas tienen efectos multifacéticos que incluyen:
- Liberación de insulina. Ambas incretinas, GLP-1 y GIP, potencian la liberación de insulina en respuesta a la glucosa. Este fenómeno, conocido como “efecto incretina”, es significativamente más pronunciado cuando la glucosa se ingiere por vía oral en comparación con la administración intravenosa, lo que subraya la importancia de la función incretina en la homeostasis de la glucosa.
- Reducción de glucagón. El GLP-1 inhibe la liberación de glucagón, que normalmente actuaría para elevar los niveles de glucosa sanguínea. De este modo, las incretinas ayudan a prevenir la hiperglucemia postprandial.
- Retraso en el vaciamiento gástrico. Ambas incretinas ralentizan el vaciamiento gástrico, lo que contribuye a una absorción más lenta de glucosa y mejora el control glicémico postprandial.
- Regulación del apetito y la saciedad. El GLP-1 es especialmente relevante en la modulación de la saciedad. La liberación de GLP-1 en respuesta a los alimentos reduce el apetito, lo que puede ser útil en la gestión del peso corporal y en el tratamiento de la obesidad.
Incretinas y diabetes tipo 2
La disfunción del sistema incretina está asociada con la diabetes tipo 2 (DM2), una enfermedad caracterizada por la resistencia a la insulina y la deficiencia de secreción insulínica.
En los pacientes con DM2, la respuesta de las incretinas está alterada, lo que contribuye a la dificultad para regular la glucosa postprandial.
Los niveles de GLP-1 suelen ser normales o incluso elevados en la DM2, pero la respuesta insulínica que debería seguir a la secreción de GLP-1 es defectuosa.
Por otro lado, la respuesta del GIP es menos eficiente en la DM2, y se ha demostrado que los pacientes con diabetes tipo 2 tienen una respuesta atenuada al GIP, lo que puede ser un factor en la pérdida de la eficacia en la liberación de insulina.
Tratamiento basado en incretinas

- Análogos de GLP-1. Los análogos de GLP-1, como liraglutida, exenatida, y semaglutida, son fármacos que imitan la acción del GLP-1. Estos fármacos se utilizan en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Actúan estimulando la secreción de insulina, inhibiendo la liberación de glucagón y reduciendo el apetito. Además, tienen un efecto favorable sobre la pérdida de peso.
- Inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4). La enzima DPP-4 degrada las incretinas (incluido el GLP-1). Los inhibidores de DPP-4, como sitagliptina y vildagliptina, previenen la degradación de las incretinas endógenas, mejorando así la respuesta incretina y promoviendo la liberación de insulina en pacientes con DM2.
- GIP y su potencial terapéutico. Aunque el GIP ha recibido menos atención terapéutica, investigaciones recientes sugieren que su modulación podría ser útil en la mejora de la respuesta insulínica, especialmente si se combina con otros agentes terapéuticos.
Conclusiones

Las incretinas, principalmente el GLP-1 y el GIP, son hormonas clave en la regulación de la homeostasis de la glucosa. Su disfunción en la diabetes tipo 2 subraya la importancia de estas hormonas en el control metabólico.
El desarrollo de fármacos basados en incretinas, como los análogos de GLP-1 y los inhibidores de DPP-4, ha mejorado significativamente el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad, y sigue siendo un área activa de investigación.
La modulación de la vía de las incretinas podría ofrecer nuevas oportunidades terapéuticas para mejorar la regulación de la glucosa y tratar trastornos metabólicos.
Bibliografía
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