
Introducción
La terapia génica se define como una modalidad terapéutica que busca modificar la expresión génica en células o tejidos con el objetivo de tratar o prevenir enfermedades. Esta disciplina emergente se basa en la transferencia de material genético exógeno (ADN o ARN) a células específicas, ya sea in vivo o ex vivo, para corregir defectos genéticos, introducir genes terapéuticos o modular la expresión de genes endógenos.
Tipos de terapia génica
– Terapia génica de células somáticas. Implica la modificación genética de células no germinales, es decir, células que no son espermatozoides u óvulos. Los cambios genéticos resultantes no se transmiten a la descendencia. Este tipo de terapia se enfoca en corregir defectos genéticos en tejidos específicos, como células sanguíneas, células epiteliales o células musculares.
– Terapia génica de células germinales. Se dirige a modificar el genoma de células germinales (espermatozoides u óvulos) o de embriones en etapas tempranas de desarrollo. Los cambios genéticos resultantes se transmiten a la descendencia. Este tipo de terapia plantea consideraciones éticas complejas debido a su impacto en generaciones futuras.

Vectores de transferencia génica
La transferencia de material genético a las células se realiza mediante vectores, que pueden ser de origen viral o no viral:
– Vectores virales. Se utilizan virus modificados genéticamente para transportar el material genético terapéutico al interior de las células. Los vectores virales más comunes incluyen adenovirus, virus adenoasociados, retrovirus y lentivirus. Cada tipo de vector viral tiene ventajas y desventajas en términos de eficiencia de transducción, capacidad de carga, inmunogenicidad y tropismo celular.
– Vectores no virales. Incluyen liposomas, nanopartículas, plásmidos y ADN desnudo. Estos vectores suelen ser menos eficientes que los vectores virales, pero presentan menor riesgo de inmunogenicidad y pueden ser más fáciles de producir.
Métodos de administración
La administración de la terapia génica puede ser in vivo o ex vivo:
– Administración in vivo. El vector que contiene el material genético terapéutico se administra directamente al paciente, ya sea por vía intravenosa, intramuscular, subcutánea o local (por ejemplo, inyección directa en el tumor).
– Administración ex vivo. Las células del paciente se extraen y se modifican genéticamente en el laboratorio. Luego, las células modificadas se trasplantan nuevamente al paciente. Este método se utiliza comúnmente para terapias génicas dirigidas a células sanguíneas o células inmunitarias.

Aplicaciones clínicas
La terapia génica ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de diversas enfermedades, incluyendo:
– Enfermedades monogénicas. Defectos genéticos causados por la mutación de un solo gen, como la fibrosis quística, la hemofilia y la anemia falciforme.
– Cáncer. Se utilizan diferentes estrategias de terapia génica para tratar el cáncer, como la introducción de genes supresores de tumores, la modificación de células inmunitarias para atacar células tumorales (terapia de células CAR-T) o la administración de virus oncolíticos que destruyen selectivamente las células cancerosas.
– Enfermedades infecciosas. Se investiga la terapia génica para tratar infecciones virales crónicas, como el VIH, mediante la introducción de genes que interfieren con la replicación viral o que fortalecen la respuesta inmune.
– Enfermedades hereditarias raras. La terapia génica ofrece esperanza para pacientes con enfermedades hereditarias raras que carecen de tratamientos convencionales efectivos.

Desafíos y perspectivas futuras
A pesar de los avances significativos, la terapia génica aún enfrenta desafíos importantes, como la mejora de la eficiencia y especificidad de los vectores, la reducción de la inmunogenicidad, la optimización de los métodos de administración y la necesidad de realizar ensayos clínicos a gran escala para evaluar la seguridad y eficacia a largo plazo.
Sin embargo, el campo de la terapia génica avanza rápidamente y se vislumbra un futuro prometedor en el que esta tecnología pueda revolucionar el tratamiento de numerosas enfermedades y mejorar la calidad de vida de los pacientes.