
Introducción
La dieta cetogénica, conocida comúnmente como dieta keto, es un régimen alimentario que se caracteriza por una alta ingesta de grasas, una moderada cantidad de proteínas y una ingesta muy baja de carbohidratos.
Esta dieta induce un estado metabólico conocido como cetosis, en el cual el cuerpo, al no disponer de suficiente glucosa para obtener energía, comienza a descomponer las grasas en cuerpos cetónicos, que se utilizan como fuente primaria de energía. Este enfoque alimentario ha ganado popularidad tanto en la medicina como en la nutrición, debido a sus potenciales beneficios en diversas áreas de la salud.
Fundamento metabólico
En condiciones normales, el cuerpo humano obtiene la mayor parte de su energía de los carbohidratos, que se descomponen en glucosa. Sin embargo, al restringir severamente la ingesta de carbohidratos, los niveles de glucosa en sangre disminuyen, lo que provoca que el hígado convierta las grasas en cuerpos cetónicos: acetoacetato, β-hidroxibutirato y acetona. Estos cuerpos cetónicos se convierten en la principal fuente de energía para los músculos, el cerebro y otros tejidos. Este proceso metabólico se conoce como cetosis y es el principal pilar sobre el que se basa la dieta keto.
Composición típica de la dieta keto

Grasas. Constituyen aproximadamente el 70-80% de la ingesta calórica diaria, provenientes de fuentes como aceites, aguacates, frutos secos y productos lácteos enteros.
Proteínas. Representan entre el 20-25% de la ingesta calórica, provenientes de carnes, pescados, huevos y algunas fuentes vegetales.
Carbohidratos. Generalmente limitados a menos de 50 gramos al día, lo que constituye aproximadamente el 5-10% de la ingesta calórica, y se derivan principalmente de verduras no almidonadas, frutos rojos y pequeños cantidades de nueces y semillas.
Beneficios potenciales de la dieta keto
Pérdida de peso:
La dieta cetogénica puede facilitar la pérdida de peso debido a la reducción en la ingesta calórica. En la cetosis, el cuerpo quema grasa almacenada para obtener energía, lo que puede resultar en una pérdida de peso significativa. Además, puede reducir el apetito, probablemente debido a los efectos de los cuerpos cetónicos sobre las hormonas del hambre, como la grelina y la leptina.
Mejora en la resistencia a la insulina:
La dieta keto se ha mostrado eficaz en la mejora de la sensibilidad a la insulina. Esto se debe a la reducción de los niveles de glucosa en sangre y a la disminución de la secreción de insulina, lo que puede ser beneficioso en el manejo de la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.
Varios estudios han demostrado que la dieta keto puede disminuir los niveles de glucosa en ayunas y los marcadores relacionados con la diabetes.
Beneficios neurológicos y en enfermedades cerebrales:
La dieta cetogénica se ha utilizado tradicionalmente en el tratamiento de la epilepsia refractaria, especialmente en niños que no responden a los fármacos antiepilépticos. La cetosis tiene un efecto neuroprotector, ya que los cuerpos cetónicos tienen propiedades anticonvulsivas.
Investigaciones recientes sugieren que la dieta keto podría ser beneficiosa en el tratamiento de otras enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y el Parkinson, debido a sus efectos en la reducción de la inflamación cerebral y la mejora de la función mitocondrial.

Reducción de la inflamación:
Los cuerpos cetónicos tienen efectos antiinflamatorios y pueden ayudar a reducir la inflamación sistémica, lo que es relevante en el contexto de diversas enfermedades crónicas, como la artritis y las enfermedades cardiovasculares.
Mejoría en la salud cardiovascular:

Aunque el consumo elevado de grasas podría aumentar la preocupación por los riesgos cardiovasculares, varios estudios sugieren que la dieta keto puede reducir los niveles de triglicéridos y aumentar el colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad), lo que se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardíacas. Sin embargo, los efectos de largo plazo sobre la salud cardiovascular aún requieren más investigación.
Mejora en el rendimiento deportivo (en algunos casos):
En algunos atletas, especialmente en deportes de resistencia, la dieta keto puede mejorar el rendimiento al aumentar la eficiencia en el uso de las grasas como fuente de energía. Esto es particularmente importante en actividades de larga duración, ya que el cuerpo se adapta a utilizar las grasas como fuente primaria de energía en lugar de los carbohidratos.
Riesgos y consideraciones

Aunque la dieta keto tiene varios beneficios potenciales, también presenta algunos riesgos y efectos secundarios, que deben ser considerados:
Cetoacidosis:
Aunque rara, la cetoacidosis diabética es una condición grave que puede ocurrir en personas con diabetes tipo 1. Esta condición ocurre cuando los niveles de cuerpos cetónicos se elevan a niveles peligrosos, lo que puede resultar en un desequilibrio ácido-base en la sangre.
Efectos secundarios a corto plazo (Gripe Keto):
Durante las primeras semanas de la dieta keto, algunas personas pueden experimentar lo que se conoce como “gripe keto”, un conjunto de síntomas que incluye fatiga, dolores de cabeza, mareos, irritabilidad y dificultad para dormir. Estos síntomas son temporales y suelen desaparecer una vez que el cuerpo se adapta a la cetosis.
Deficiencias nutricionales:
Al eliminar una amplia gama de alimentos ricos en carbohidratos (como frutas, granos y algunas verduras), se puede aumentar el riesgo de deficiencias nutricionales, como las de vitaminas y minerales esenciales (por ejemplo, calcio, magnesio, yodo y vitamina C).
Riesgos renales y hepáticos:
La dieta keto puede aumentar la carga sobre los riñones y el hígado debido al proceso de metabolización de las grasas y los cuerpos cetónicos. Las personas con problemas renales o hepáticos preexistentes deben tener precaución antes de adoptar esta dieta.
Conclusión

La dieta cetogénica ha mostrado beneficios en diversas áreas de la salud, incluyendo la pérdida de peso, el control de la diabetes tipo 2, el tratamiento de la epilepsia y el apoyo en enfermedades neurológicas. Sin embargo, su implementación debe ser cuidadosamente monitoreada, especialmente en individuos con condiciones preexistentes.
Aunque muchos de los beneficios son prometedores, se requieren más estudios a largo plazo para determinar sus efectos a largo plazo sobre la salud general.